La confesión de Jorge Barata y la salida de la plana mayor de Graña y Montero deja a la empresa en terreno desconocido, y abre la posibilidad de un plan de desinversión aun más agresivo
De probarse que Graña y Montero conocía del supuesto pago de coimas de parte de su socia Odebrecht a Alejandro Toledo, la empresa peruana enfrentaría multas, reparaciones civiles y hasta su posible disolución.
La constructora peruana —al igual que ICCGSA— busca dejar los concesionarios de los tramos 2 y 3 de la Interoceánica Sur, obra por la que Odebrecht admitió haber pagado sobornos para obtener su adjudicación.