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Empresas familiares: el éxito puede ser un mal consejero

“El éxito fue en mi caso un mal consejero. Todo iba bien. No me di cuenta de que avanzaba con pies de barro”. Esto es lo que decía un propietario de una planta industrial, al describir la situación de su empresa familiar, que estaba en serias dificultades. Con una historia de cerca de treinta años, veía que su empresa podía desaparecer sin pena ni gloria si no era capaz de conseguir un socio que la salvara económicamente.

La década que inició en el 2001 fue para este empresario una etapa de crecimiento acelerado. Las ventas aumentaban con porcentajes mayores al 15% por año. Él comenzó a gozar de los benefic...

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